El Mole de Caderas o huaxmole es un platillo tradicional de carne de chivo o borrego de la región de Tehuacán, Puebla.
Es considerado uno de los platillos más importantes en los estados de Puebla y Oaxaca, debido a la prolongada crianza y cuidados en la preparación del animal -del cual se aprovecha la totalidad de la carne- y de la celebración del Festival de la Matanza que acompaña y da inicio al sacrificio de animales de crianza para la preparación de los alimentos y para la posterior conservación y curado de la carne.
Guiso tradicional mexicano que lleva como ingredientes distintivos la cadera y el espinazo del chivo. La salsa se elabora con chiles guajillo, costeño y serrano, tomate, jitomate, hoja de aguacate, cilantro y un ejote típico de la región.
El 20 de octubre de cada año se lleva a cabo en Tehuacán el festival de la matanza, en la que hay bailes y danzas como la denominada "danza de la matanza", donde literalmente se baila a un cabro macho para sacrificarlo al final con un tiro en la frente.
Las chalupas son pequeñas tortillas de maíz fritas en abundante manteca de cerdo. Se bañan con salsa verde o roja y se acompañan con cebolla, carne deshebrada de res, puerco o pollo.
Fueron nombradas como los barcos o canoas que los aztecas usaban para navegar en los canales de la capital de la antigua Tenochtitlan, ahora Ciudad de México.
La cemita poblana tiene historia propia; es hermana de la torta (inglesa), prima cercana del pambazo (francés), pariente lejano del paste y del emparedado o sándwich (ambos de origen inglés), y precursora histórica de las tortas gigantes que hoy se venden en gran parte de la República Mexicana.
Este platillo es muy representativo de la Ciudad de Puebla, conocido a nivel nacional y con una fuerte representación histórica.
Originalmente consistía principalmente en una salsa de una gran variedad de ingredientes vertida sobre piezas de guajolote, nombre que se le da en México al pavo doméstico, aunque actualmente es común su uso con pollo u otras carnes.
La historia del mole se remonta a la época prehispánica. Se narra que los aztecas preparaban para los grandes señores un platillo complejo llamado "molli", que significa salsa.
El mole poblano se prepara con varios ingredientes, chocolate amargo, chiles ancho, chiles mulato, chiles pasilla, chipotle, almendras, plátano, nueces, pasas, ajonjolí, clavo, canela, perejil, pimienta, cebolla, ajo y tortillas, se sirve con pollo. Las proporciones correctas, propiamente no existen, y algunos ingredientes pueden omitirse o variar en proporción. Es indispensable que un día antes de preparar el mole se debe tostar y quitar las semillas a los chiles, para después remojarlos en agua con sal durante la noche.
El Centro Histórico un auténtico museo de la esencia misma de México, aquí donde vistieron las mujeres por primera vez el traje de china poblana, hoy símbolo nacional. Al amparo de tres volcanes, esta ciudad novohispana floreció durante siglos.
Al entrar al templo o catedral es como un cofre de tesoros, es un catálogo de diferentes obras en que hacen uno de los lugares más artísticos de nuestro país, al observar y recorrer el interior es un conjunto de naves, columnas,
La catedral de estilos renacentistas, barroco y neoclásico- Inicio su construcción en el año 1575, creación de Francisco Becerra, arquitecto español y Juan de Cigorondo.Su consagración se realizó el 18 de abril de 1649, a cargo del obispo Juan de Palafox y Mendoza.
El estado de Puebla cuenta con una legislación de protección al patrimonio cultural de los poblanos. De acuerdo con la Ley de Fomento Cultural del Estado de Puebla, se consideran Patrimonio Cultural los testimonios históricos y objetos de conocimiento que continúen la tradición histórica, social, política, urbana, arquitectónica, tecnológica, ideológica y de carácter económico de la sociedad que los ha producido. Este tipo de creaciones pueden obtener su reconocimiento como Patrimonio Cultural del Estado mediante declaratoria del Ejecutivo estatal en consulta con el Consejo Poblano de Cultura.
La ciudad de los ángeles fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura por la UNESCO en el año de 1987.
En el mundo son cerca de 204 ciudades consideradas como Ciudades Patrimonio de la Humanidad y en México se reconocen 10 entre las que podemos destacar a la Ciudad de Puebla, esto debido principalmente por su valor histórico, arquitectónico y urbanístico; las ciudades consideradas para esta distinción son ciudades que aportan testimonios culturales y arquitectónicos únicos y sobresalientes.
Vivir la semana Santa en Puebla es en definitiva una experiencia que nunca olvidarás, ya que durante estos días la ciudad se viste de un ambiente espiritual inigualable. En la actualidad, la procesión del Viernes Santo se considera la de mayor convocatoria en América Latina, congregando a más de 120 mil personas. Las imágenes que posesionan son “Jesús Nazareno” de la Parroquia de San José; “Nuestro Padre Jesús” de la Iglesia de Analco; “Nuestra Señora de la Soledad” de la Parroquia del mismo nombre; “Nuestra Señora de los Dolores” de la Iglesia del Carmen; además de la imagen más venerada de la ciudad, el “Señor de Las Maravillas”, cargado por los fieles de la Cofradía de Nazarenos de San José. La procesión inicia cuando los contingentes salen de las iglesias con las imágenes Procesionales en andas.
Es la gran Fiesta de los Poblanos, realizada inicialmente en la denominada escalera ancha en el año de 1965 y a partir del año siguiente en el Cerro de San Miguel en el espacio conocido como Netotiloyan (lugar de la danza) fue declarado Patrimonio Cultural del Estado en el año de 1996.
Fiesta que se desarrolla, como en la antigüedad, para agradecer los dones recibidos por las cosechas y otras actividades, en una mágica reunión en que los pueblos celebran su permanencia y recrean su historia y costumbres a través de los bailes, música y danza, memoria viva de una tradición que se recobra año tras año.
Este festival es una tradición en el Pueblo Mágico de Chignahuapan que se celebra el 1 y 2 de noviembre de cada año dentro de la Feria del Árbol y la Esfera como parte del “Día de Muertos”, que tiene como sede la Laguna de Chignahuapan donde se puede apreciar un baile y ritual Náhuatl en ofrenda a sus difuntos terminando con un espectáculo de fuegos artificiales.