Las chalupas son pequeñas tortillas de maíz fritas en abundante manteca de cerdo. Se bañan con salsa verde o roja y se acompañan con cebolla, carne deshebrada de res, puerco o pollo.
Fueron nombradas como los barcos o canoas que los aztecas usaban para navegar en los canales de la capital de la antigua Tenochtitlan, ahora Ciudad de México.
Este platillo es muy representativo de la Ciudad de Puebla, conocido a nivel nacional y con una fuerte representación histórica.
Originalmente consistía principalmente en una salsa de una gran variedad de ingredientes vertida sobre piezas de guajolote, nombre que se le da en México al pavo doméstico, aunque actualmente es común su uso con pollo u otras carnes.
La historia del mole se remonta a la época prehispánica. Se narra que los aztecas preparaban para los grandes señores un platillo complejo llamado "molli", que significa salsa.
El mole poblano se prepara con varios ingredientes, chocolate amargo, chiles ancho, chiles mulato, chiles pasilla, chipotle, almendras, plátano, nueces, pasas, ajonjolí, clavo, canela, perejil, pimienta, cebolla, ajo y tortillas, se sirve con pollo. Las proporciones correctas, propiamente no existen, y algunos ingredientes pueden omitirse o variar en proporción. Es indispensable que un día antes de preparar el mole se debe tostar y quitar las semillas a los chiles, para después remojarlos en agua con sal durante la noche.
Vivir la semana Santa en Puebla es en definitiva una experiencia que nunca olvidarás, ya que durante estos días la ciudad se viste de un ambiente espiritual inigualable. En la actualidad, la procesión del Viernes Santo se considera la de mayor convocatoria en América Latina, congregando a más de 120 mil personas. Las imágenes que posesionan son “Jesús Nazareno” de la Parroquia de San José; “Nuestro Padre Jesús” de la Iglesia de Analco; “Nuestra Señora de la Soledad” de la Parroquia del mismo nombre; “Nuestra Señora de los Dolores” de la Iglesia del Carmen; además de la imagen más venerada de la ciudad, el “Señor de Las Maravillas”, cargado por los fieles de la Cofradía de Nazarenos de San José. La procesión inicia cuando los contingentes salen de las iglesias con las imágenes Procesionales en andas.
Es la gran Fiesta de los Poblanos, realizada inicialmente en la denominada escalera ancha en el año de 1965 y a partir del año siguiente en el Cerro de San Miguel en el espacio conocido como Netotiloyan (lugar de la danza) fue declarado Patrimonio Cultural del Estado en el año de 1996.
Fiesta que se desarrolla, como en la antigüedad, para agradecer los dones recibidos por las cosechas y otras actividades, en una mágica reunión en que los pueblos celebran su permanencia y recrean su historia y costumbres a través de los bailes, música y danza, memoria viva de una tradición que se recobra año tras año.
Este festival es una tradición en el Pueblo Mágico de Chignahuapan que se celebra el 1 y 2 de noviembre de cada año dentro de la Feria del Árbol y la Esfera como parte del “Día de Muertos”, que tiene como sede la Laguna de Chignahuapan donde se puede apreciar un baile y ritual Náhuatl en ofrenda a sus difuntos terminando con un espectáculo de fuegos artificiales.