Soy artesana desde hace 11 años, cuando mi esposo y yo nos casamos pusimos un negocio que no funcionó, ya que nos fuimos a vivir a una ciudad donde no nos conocían. Un día, en la desesperación, salí a dar una vuelta y me encontré con un letrero en el que invitaban a los artesanos a participar en la expo feria canaco, pedí información e ingresé como revendedor y me fue muy bien.
Pasó un tiempo y mis compañeros y yo estábamos molestos porque no hacíamos nada novedoso, así que empezamos a crear nuevos diseños con alambre y semillas, poco a poco nuestras piezas fueron agradables al público y eso hizo que nos dedicáramos a esto. Con el paso del tiempo hemos ido conociendo e implementando otras técnicas, hemos mejorado e innovado a través de la experimentación y con el apoyo de varios colegas, quienes nos han transmitido su conocimiento, sus métodos y su apoyo incondicional.
Nuestros productos han cruzado la frontera, lo cual es una gran satisfacción para nosotros. Hemos hecho de esta actividad una forma de vida y nuestro principal sustento familiar.