Soy artesana desde hace 30 años, cuanto tenía 12 años mi abuela y mi mamá me enseñaron a bordar, luego comencé a hacer blusas, así fue como me dediqué a esta labor desde entonces hasta la fecha. Con el paso de los años me he dado cuenta de que no es tan fácil, pues el reto más difícil para nosotras las mujeres artesanas es atender a la familia y mantener el trabajo, pues el conocimiento sobre los bordados normalmente se transmite únicamente entre mujeres, al igual que las labores del hogar, por lo que debemos atender ambas tareas sin importar qué tan complicado sea.
Actualmente contamos con un taller familiar en el que se encuentran involucradas 6 personas, de esta manera hemos sabido combinar la familia y el trabajo para dedicar tiempo a ambos, creando redes de apoyo familiar y así obtener mayores beneficios.
A pesar de todo lo que he aprendido, me gustaría seguir mejorando mi trabajo y tomar capacitaciones en las que pueda aprender sobre corte y confección, ya que esto me ayudaría a mejorar la elaboración de mis blusas.